top of page

Beato Padre Marianito: "90 años en la casa del Padre"

  • Juan David Mejía Balvín (Coordinador Pastoral)
  • 6 jul 2016
  • 10 Min. de lectura

Primogénito de los siete hijos de Pedro José Euse, de ascendencia francesa y María Rosalía de Hoyos, el beato Mariano de Jesús Euse Hoyos nació en Yarumal (Antioquia – Colombia), el 14 de octubre de 1845. Para esquivar el influjo de la escuela laica de entonces, pedro y Rosalía prefirieron ser ellos mismos los maestros de sus hijos, educándolos en el temor de Dios.


En 1868 ingresa al seminario de Medellín, recién fundado. Entre sus condiscípulos se encontraron muchos que fueron luego honra de la Iglesia y de las letras, como el futuro presidente de Colombia don Marco Fidel Suárez.


A comienzos de 1870 es recibido como clérigo y el 14 de julio de 1872, ordenado presbítero por el obispo Valerio Antonio Jiménez, con quien lo unía algún parentesco. Inicia su misterio Sacerdotal como vicario Parroquial en San Pedro (1872 – 1875), y en varios lugares de la extensa diócesis. En marzo de 1876 llega a la población de Angostura, para ayudar al anciano párroco, el padre Rudesindo Correa, a quien cuida con desvelo y dedicación.


Fue un celoso evangelizador, con sus catequesis y pláticas doctrinales sencillas sobremanera. Sabía salpicarlas además con provechosas anécdotas, al alcance de sus oyentes. Tuvo especiales cuidados de padre para con los niños. Profesó especial afecto a los campesinos, en cuyo ambiente se había levantado. Sentía y vivía todos sus problemas y trataba de solucionarlos. Continuamente iba en busca de las ovejas descarriadas, por quienes oraba y hacía orar. Su ilimitada caridad no le consentía dejar miseria alguna sin remediar.


Quebrantada su salud por los trabajos, los años y las penitencias, ya cercano a la muerte pidió ser confortado con la Eucaristía y la unción, antes de perder el conocimiento. Cerca de la media noche del 12 de julio de 1926, murió en la mayor pobreza, pues hasta la ropa de cama era prestada por haberlo repartido todo entre los pobres. “Ya he vivido bastante. Ahora mi mayor deseo es ir a unirme con Jesús”, fueron sus últimas palabras. Muchos favores se cuentan del Padre Marianito durante su vida. Con su visita y una breve oración, sanó muchos enfermos, arregló variados litigios entre campesinos por asuntos de linderos, protegió de catástrofes a su feligresía. Todas estas circunstancias hicieron de él una copia del Santo Cura de Ars, realizada en nuestro territorio. El Padre Marianito es el primer colombiano, que vivió y murió entre nosotros, que llega a los altares. Es además el primer Párroco de América cuya santidad es reconocida por la Iglesia. Fue beatificado en Roma, por el papa Juan Pablo II, el 9 de abril de 2000.


SEMBLANZA DEL BEATO COLOMBIANO

  • NACIMIENTO: El 14 de octubre de 1845, en Yarumal.

  • BAUTISMO: El 15 de octubre de 1845, en Yarumal.

  • CONFIRMACIÓN: El 22 de septiembre de 1847, en Girardota.

  • INGRESÓ AL SEMINARIO: De Medellín, el 3 de febrero de 1869.

  • ORDENACIÓN SACERDOTAL: El 24 de Julio de 1872.

  • VICARIO COOPERADOR DE SAN PEDRO: Entre 1872 y 1876.

  • VICARIO COOPERADOR DE ANGOSTURA: Entre 1876 y 1878.

  • PÁRROCO DE SABANALARGA: Entre 1878 y 1881.

  • PÁRROCO DE ANGOSTURA: Del 21 de enero de 1882, al 12 de julio de 1926.

  • MUERE: El 13 de julio de 1926.

  • SEPULTADO: En la capilla de El Carmen en Angostura, el 13 de julio de 1926.

  • EXHUMACIÓN: De su cadáver, el cual se encuentra actualmente momificado.

  • TRASLADADO AL TEMPLO PARROQUIAL: El 11 de julio de 1936.

  • INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN: El 10 de octubre de 1980.

  • PROCLAMACIÓN DE LAS VIRTUDES HEROICAS: El 3 de mayo de 1981.

  • TÍTULO DE VENERABLE: Lo empieza a ostentar el 3 de marzo de 1990.

  • APROBACIÓN DEL MILAGRO: El 26 de marzo de 1999.

  • APROBACIÓN DE LA BEATIFICACIÓN: Por el Papa Juan Pablo II, el 29 de junio de 1999.

  • BEATIFICACIÓN: El 9 de abril de 2000.

  • FIESTA: 13 de junio


LOS MILAGROS DEL BEATO PADRE MARIANITO


Se entiende por milagro un hecho sensible producido fuera del orden natural y que por lo tanto tiene a Dios por autor. Que Dios puede hacer milagros no lo dudamos: porque siendo Él quien fijó las leyes de la naturaleza puede, cuando así conviene para su gloria, producir cualquier efecto prescindiendo de ellas; de lo contrario no sería omnipotente. Con razón dice Rouseau: “Si alguno se atreviera a negarle a Dios el poder de hacer milagros, habría que encerrarlo en una casa de locos”. El milagro no se opone, en efecto, ni a la inmutabilidad ni a la sabiduría de Dios ya que todos los previó desde la eternidad y no los hace arbitrariamente ni para enmendar su obra sino para manifestar su gloria y su grandeza. Los milagros los hacer Dios; no los santos. Ellos interceden por nosotros; y si conviene a sus fines, Dios escucha su oración y al conceder lo que les piden manifiesta el amor que les tiene.


Después de este preámbulo que consideramos necesario en atención a muchas de las personas que leerán nuestra obra, pasamos a referir algunos siquiera de los innumerables favores que el Padre Marianito obtuvo de Dios en su vida, a favor de sus feligreses y continúa obteniéndolos después de muertos, mostrándonos con ellos la gloria inmensa de que goza en el cielo.


Son incontables, en realidad, los favores alcanzados; la sola enumeración llevaría muchas páginas. Por esa razón tendremos que contentarnos con referir solo los que nos parecen más notables.


Son leyendas dirá algunos. No negamos que en algunos casos, muy contados si, haya podido mezclarse la leyenda. Pero esa misma leyenda, si la hay, no hace otra cosa que confirmar la verdad de los prodigios, la mayoría de los cuales va respaldada con la firma de los favorecidos quienes, quienes, por otra parte, si fuere necesario, están listos a sellar su declaración con la gravedad del juramento.


Y empezamos, sin discriminaciones, pues los hay en todos los órdenes: físico, intelectual y moral. Advertimos si, una vez por todas, que la fe del Padre Marianito era la que le merecía estos milagros encantadores, y que él, en ningún caso llegó a vanagloriarse.


Extingue el fuego.

Prendiéndose en un fuerte verano un rastrojo cercano a la población, en propiedad de don Julio Toro. Las llamas avanzaron amenazantes hasta los primeros solares del poblado. Llamado el Padre Marianito acudió enseguida; hizo una breve oración y asperjó con agua de San Ignacio y el fuego se detuvo enseguida.


En otra ocasión, por no haber tomado las debidas precauciones, los dueños de una rocería, el día de la quema el fuego llegó con furia hasta los primeros ranchos de la población y en un instante los redujo a cenizas. Al llegar Marianito leyó un exorcismo y el fuego se apagó.


Cerdo que muere.

No citamos nombres por respeto a parientes que aún viven. En un campo cercano a la población, sucedió que una madre de familia salió a una fuente un poco distante a lavar ropa y dejó a un niño de poca edad, dormido en una estera tirada en el suelo. Cuando regresó a darle vuelta al niñito, encontró un espectáculo desgarrador: un cerdo había entrado y se había comido el niño del que solo quedaban pequeños trozos de carne y hueso. A los gritos de la madre loca del dolor acudió el marido que no estaba lejos. Este, desesperado, azotó a la señora por descuidada y la condenó a llevar el cerdo, en todo momento atado a una pierna. La noticia se propagó; y al saberlo Marianito acudió al lugar de la tragedia a consolar a los afligidos padres. Al llegar, encontró a la señora sola, bañada en lágrimas y con el cerdo amarrado que halando la martirizaba de tal manera que ya tenía la pierna llagada. Después de derramar el Padre Marianito el bálsamo de sus consuelos sobre la pobre señora, se acercó al animal; con saliva le tocó las orejas y se despidió para regresar a su casa; pero aún no había montado en su bestia, cuando el cerdo dio un chillido y calló muerto.


Castigo

En alguna ocasión, dos señoras, por cualquiera causa, se burlaron del Padre y sacaron de él ridículas caricaturas. Poco tiempo después una de ellas se enloqueció y la otra contrajo un dolor de cabeza que le duró ocho meses; al cabo de ellos humillada acudió al Padre Marianito a pedirle perdón y este haciéndole en la frente la señal de la cruz la curó para siempre de ese dolor.


Hinchazón

Francisco Luis Trujillo Roldán, de 49 años refiere: en mil novecientos veintidós tenía yo una hinchazón muy grande en la mejilla derecha. El médico dijo que tenía que operarme porque se trataba de una infección en el hueso. Mi madre muy confundida acudió al Padre Marianito quien le dijo: no sufra hija; el niño se le cura sin necesidad de operación; me untó saliva; me acosté enfermo y al día siguiente amanecí deshinchado.


Sorda de nacimiento

María Rosa Gómez v. de Villegas, era sorda de nacimiento. No obstante la pusieron en manos de los médicos; más, como era natural, sin éxito alguno. Estando de seis años se la llevaron al Padre Marianito; le metió los dedos humedecidos en saliva en los oídos y los retiró rápidamente. La niña quedó curada. Hoy tiene sesenta y cinco años y oye perfectamente.


Serenateros

Una noche ya muy tarde, y estando enfermo el Padre, unos borrachos se dieron a la tarea de dar serenatas y hacer bulla cerca de la casa cural, impidiendo así el sueño a todos los vecinos. Entre ellos estaba Nicolás, hermano del Padre Marianito, quien salió a la ventana y los reprendió diciendo: “¡Sinvergüenzas! No nos dejan dormir; cuidado les canta el currucutú. Al momento la calle se llenó de búhos y los trasnochadores salieron despavoridos.


¿Veía al demonio?

Cuentan que había en Campamento un matrimonio que vivía muy mal. Alguna vez pasó el Padre por esa población y se hospedó adrede en casa de esos señores. Por la noche se apareció un perro negro; el Padre lo conjuró y el matrimonio quedó libre del poder del demonio.


Lo acompañaba yo un día, dice Agustín Misas, a confesar un enfermo a Santa Ana. Al pasar frente a una casita que había en el camino encontramos dos niñitas que hacían huecos en una barranca. El Padre se detuvo y se encaró con un individuo invisible y le dijo en tono severo: ¿qué haces ahí? Una voz rara que no supe de dónde salía contestó: - estoy cuidando estas niñas –. Retírate de aquí agregó él a tiempo que bendecía; y Uds. niñitas váyanse a la casa que las necesita la mamá. Las niñas obedecieron y no habían caminado veinte pasos cuando cayó un enorme alud que segó por completo el camino.


Recobra la voz

Yo, María Dolores Arboleda de Valencia, natural de Anorí y vecina de Angostura, certifico: desde la edad de cinco años perdí casi por completo la voz. Mis padres hicieron cuanto estuvo a su alcance por curarme pero nada consiguieron. Los muchachos se burlaban de mí y me hacían preguntas para reírse de lo que yo, con mucho esfuerzo, lograba contestar. El Padre, compadecido de mi, por varias veces me hizo la señal de la cruz en la garganta con el dedo humedecido en saliva y me untó aceite de la lámpara del santísimo debajo de la lengua. ¡Y oh prodigio! En poco tiempo recobre la voz y quedé completamente normal.


Tumor desaparecido

La señora María Jesús Sosa v. de A. dice: en vida curó a un hijo mío que padecía de un tumor localizado sobre una arteria. Lo sobó con saliva y esto bastó para curarlo. También curó a una hermana mía de una mancha muy fea y grande que le resultó en la cara; se le hicieron muchos remedios pero inútilmente: el Padre la curó con solo hacer la cruz con saliva.


Parto difícil

Refiere don Roberto Henao: la señora Ana Felisa de Rada se vio en tan grave peligro de muerte al dar a luz un niño que el médico que la atendía, listo a operar, preguntó al esposo qué prefería, si la vida de la esposa o la del hijo. En tan tremendo trance el Padre Marianito llegó a confesarla y pidió al médico que esperara un poco. Con el dedo pulgar humedecido en saliva y sobre el vientre de la señora pero sobre las ropas, trazó el signo de la cruz. Antes de cinco minutos nació sin dificultad la criatura y se salvaron madre e hijo.


Cáncer en la laringe

En finca denominada “Las Peñas” la señora madre de Jesús Peña sufría de un cáncer en la laringe. Los médicos de Yarumal y Santa Rosa que la reconocieron anunciaron la muerte próxima y afirmaron que no se le podía operar. Llamó a Marianito a que la confesara para prepararse a la muerte. La confesó y luego con saliva, como solía hacerlo, le hizo la señal de la cruz en la garganta. Esa noche, la señora tuvo un fuerte acceso de vómito y arrojó algo como del tamaño de una mosca grande con largas patas que parecía hilos de seda. Quedó completamente curada.


Rogativas

Caso referido por muchos testigos: un largo verano había aniquilado cementeras y potreros. Las gentes aterradas por la amenaza del hambre que se cernía sobre la población pidieron al Padre Marianito que hiciera una procesión de rogativa. Cantando las letanías mayores y llevando las imágenes de N. S. de Chiquinquirá y de San José, salieron a la plaza. Unos forasteros que habían llegado, informados de lo que acontecía, se rieron a mandíbula batiente y apostaron que no llovería. Mas el cielo se encargó de probarles lo contrario: antes de que la procesión terminara de recorrer la plaza, se descargó un aguacero tal que fue preciso dejar la imagen de San José, que era pesada, en la alcaldía; la de la Virgen, más liviana, pudo llegar al templo.


Más sobre langosta

El señor Teodoro Vélez nos refiere el caso siguiente: “en una finca que mi padre Toribio Vélez tenía en la vereda de Tenche se obró un prodigio que fue muy comentado por todos los que de él se dieron cuenta: tenía mi padre una rosa de unas ocho cuadras de superficie, recién quemada y sembrada de maíz que estaba para nacer. Un día se descargó en ella una inmensa nube de langostas que después de poner sus huevos en cantidad inimaginable, alzó el vuelo. Mi padre, temeroso de que al nacer los pichones devoraran el maicito corrió a darle cuenta al Padre y este que no tardaba en ayudar al que pedía su socorro, fue a la finca el día siguiente, bendijo agua y asperjó todos los sembrados. ¡Y oh prodigio! De las toneladas de huevos que en paneles cubrían la rosa, no nació ni un solo pichón. Esos huevos sirvieron de abono porque la cantidad de maíz que produjo la cosecha fue excepcional.


Una caída

Muy comentado por toda la ciudadanía fue el caso siguiente: estaba un día el Padre Marianito empezando las ceremonias del bautismo de un infante en la puerta del templo, cuando de un alto balcón, a una cuadra de distancia, se cayó una niñita de tres años de edad, hija de los esposos Carlos Trujillo y Dolores Cárdenas. Antes de que se estrellara contra el empedrado, el Padre que la vio ya en el aire, le dio la bendición. ¡Y cosa rara! La niña no sufrió lesión alguna. Se llama Gabriela Trujillo C.; es hoy religiosa misionera de Santa Teresita, vive en Yarumal, y ella misma puede dar testimonio de esto. La fotografía que publicamos da la idea de la altura: unos seis metros aproximadamente.


Quiste

La señorita Ana Mora cuenta el siguiente caso del que fue testigo: llegó un día una señora con una niñita de unos cinco años de edad que tenía un grano (quiste) debajo del párpado y le impedía cerrar el ojo. El Padre tomó un poco de agua, introdujo en ella la medalla de San Ignacio y la bendijo. Luego aplicó al ojo de la niña un algodón humedecido; como el agua le fastidiara la niña se restregó el ojito y al instante cayó al suelo un tumor del tamaño de un fríjol.


Son quince casos los que hemos escogido entre muchos. Pero ellos comprueban que Dios N. Señor dio a su siervo Marianito este admirable carisma: el don de hacer milagros.



 
 
 

Comments


Noticias de Interés
Noticias Recientes
  • Instagram Social Icon
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
Nuestras redes
Eres nuestro visitante N°
!Esta es también tu casa!

 

Si requieres mayor información sobre nuestros horarios de atención y servicios, recuerda remitirte al menú superior, opción "servicios"

 

Dirección: Carrera 56A N° 55A - 25 Sector El Tablazo

Municipio: Itagüí - Antioquia

Teléfono: (034) 371 65 31

E-mail: eldivinorostro@arqmedellín.co

Vicaría Episcopal: Sur - Arciprestazgo: San Pablo Apóstol

 

Síguenos en nuestras Redes Sociales

 

Con el fin de facilitar nuestro trabajo evangelizador, te invitamos a que nos sigas y contactes por medio de nuestras redes sociales... recuerda invitar a tus familiares, amigos y conocidos. ¡Todos somos Iglesia!

  • s-facebook
  • Twitter Metallic
  • s-linkedin
bottom of page